Es trug
sich zu, daß er auf dem Heimweg abends
in ein Wirtshaus kam, das mit Gästen
angefüllt war. Sie hießen ihn
willkommen und luden ihn ein, sich zu ihnen
zu setzen und mit ihnen zu essen, sonst
würde er schwerlich noch etwas bekommen.
"Nein", antwortete der Schreiner,
"die paar Bissen will ich euch nicht
von dem Munde nehmen, lieber sollt ihr meine
Gäste sein."
Sie lachten und meinten, er triebe seinen
Spaß mit ihnen. Er aber stellte sein
hölzernes Tischchen mitten in die Stube
und sprach:"Tischchen, deck dich ."
Augenblicklich war es mit Speisen besetzt,
so gut, wie sie der Wirt nicht hätte
herbeischaffen können und wovon der
Geruch den Gästen lieblich in die Nase
stieg.
"Zugegriffen, liebe Freunde !",
sprach der Schreiner, und die Gäste,
als sie sahen, wie es gemeint war, ließen
sich nicht zweimal bitten, rückten
heran, zogen ihre Messer und griffen tapfer
zu. Und was sie am meisten verwunderte,
wenn eine Schüssel leer geworden war,
so stellte sich gleich von selbst eine volle
an ihren Platz.
Y he aquí
que una noche, de camino hacia su pueblo,
entró en una posada que estaba llena
de huéspedes. Lo recibieron muy bien
y lo invitaron a cenar con ellos, diciéndole
que de otro modo sería difícil
que el posadero le sirviese de comer.
- No- respondió el ebanista, -no quiero
privaros de vuestra escasa cena; antes, al
contrario, soy yo quien os invita.
Se echaron a reír, pensando que quería
gastarles una broma; pero él instaló
su mesita de madera en el centro de la sala,
y dijo -¡mesita, cúbrete!- e
inmediatamente quedó llena de manjares,
tan apetitosos, que jamás el fondista
hubiera sido capaz de prepararlos, y despidiendo
un olorcillo capaz de deleitar el olfato más
reacio.
- ¡A servirse, amigos!- exclamó
el ebanista, y los invitados, al ver que la
cosa iba en serio, sin hacérselo repetir,
se acercaron y, armados de sus respectivos
cuchillos, arremetieron a las viandas. Lo
que más les admiraba era que, en cuanto
se vaciaba una fuente, inmediatamente era
sustituida por otra igual y repleta.