Als Peter
sah, wie angesehen er war, wußte er
sich vor Freude und Stolz nicht zu fassen.
Er warf das Geld mit vollen Händen
weg und teilte es den Armen reichlich mit,
wußte er doch, wie ihn selbst einst
die Armut gedrückt hatte.
Cuando Pedro
vio cómo le consideraban, no cabía
en sí de gozo y orgullo. Despilfarró
el dinero a manos llenas y lo repartió
entre los pobres en abundancia, sabiendo cómo
le había agobiado a él antes
la pobreza.
Des Tanzbodenkönigs Künste wurden
vor den übernatürlichen Künsten
des neuen Tänzers zuschanden, und Peter
führte jetzt den Namen Tanz-Kaiser.
Die unternehmendsten Spieler am Sonntag
wagten nicht so viel wie er, aber sie verloren
auch nicht so viel. Und je mehr er verlor,
desto mehr gewann er. Das verhielt sich
aber ganz so, wie er es vom kleinen Glasmännlein
verlangt hatte. Er hatte sich gewünscht,
immer so viel Geld in der Tasche zu haben,
wie der dicke Ezechiel. Und gerade dieser
war es, an welchen er sein Geld verspielte.
Und wenn er zwanzig, dreißig Gulden
auf einmal verlor, so hatte er sie alsbald
wieder in der Tasche, wenn sie Ezechiel
einstrich.
Las habilidades del Rey del Baile quedaron
oscurecidas por las milagrosas capacidades
del nuevo bailarín y desde entonces
Pedro llevó el sobrenombre de Emperador
del Baile. Los jugadores más arriesgados
del domingo no apostaban tanto como él,
pero tampoco perdían tanto. Y, cuanto
más perdía, más ganaba.
Pero todo sucedía como se lo había
pedido al Hombrecillo de Cristal.
Había deseado tener en el bolsillo
tanto dinero como Ezequiel el Gordo, y era
precisamente con él con quien perdía
su dinero. Y si perdía de una vez veinte, treinta
florines, los volvía a tener en el
bolsillo tan pronto como Ezequiel se los
embolsaba.
Nach und nach brachte er es aber im Schlemmen
und Spielen weiter als die schlechtesten
Gesellen im Schwarzwald, und man nannte
ihn öfter Spielpeter als Tanzkaiser;
denn er spielte jetzt auch beinahe an allen
Werktagen. Darüber kam aber seine Glashütte
nach und nach in Verfall, und daran war
Peters Unverstand schuld. Glas ließ
er machen, so viel man immer machen konnte;
aber er hatte mit der Hütte nicht zugleich
das Geheimnis gekauft, wohin man es am besten
verschleißen könne.
Poco a poco fue sobrepasando en la vida
licenciosa y en el juego a los tipos más
disipados de la Selva Negra, y le llamaban
con más frecuencia Pedro el Jugador
que el Emperador del Baile, pues ahora jugaba
además casi todos los días
laborales. De ahí que su vidriería
decayera cada vez más por causa de
la insensatez de Pedro. Mandaba que se hiciera
todo el vidrio posible, pero con la vidriería
no había comprado el secreto de dónde
venderlo mejor.
Er wußte am Ende mit der Menge Glas
nichts anzufangen und verkaufte es um den
halben Preis an herumziehende Händler,
nur um seine Arbeiter bezahlen zu können.
Terminó por no saber qué
hacer con toda aquella cantidad de cristal
y lo vendió a mitad de precio a los
buhoneros, sólo para poder pagar
a sus trabajadores.